jueves, 20 de noviembre de 2008

INMUNE


Una ves llegue a pensar que no me afectaba nada, que era mejor que todos y peor que todos, creí que era inmune a todo tipo se sentimiento, menos al odio, rencor… pero ¿el amor? Eso eran simples tonterías que se inventaban para no admitir que eran unos idiotas. Si. Hasta que te topas con el primer coñazo de esos.

Y fue desde esa vez que acepte que jamás fui inmune ante su piel, antes sus actos. Que caí como pájaro en picada, que naufrague como aquel gran navío. Y que estupidamente me creí al mando y grite a todo pulmón que capitán se hunde con su barco. La inmunidad se fue al carajo. Y apareció la soledad. Amiga tan fastidiosa que con sus largas jodas de silencio me hace estar frente a mi mismo, frente a ti. Que no me deja tomar aire suficiente para levantarme… para salir de las profundidades de mis pensamientos que giran entorno a ti y nada mas… observándolo de ese modo quizás no son tan profundos, pero como duelen… recordar que estuviste y admitir que ahora solo… solo estarás en mi mente.

En algún momento de mi vida también creí que la soledad era tan peligrosa, como un niño jugando con una pistola cargada, pero al rato descubrí que solo me ayudaba. Amar a alguien no estaba en el guión, mucho menos entregarme de la forma en que lo hice, pero, cuando te muestras tan “frío”, tan… tan mesquino al momento de demostrar tus sentimientos, cuando no actúas con el corazón y crees que actúas con la razón, es el momento en el que te muestras desnudo, tan indefenso como bebe recién nacido. La soledad me ayudaba, pero al mismo tiempo, me atormentaba cuando pensaba en ¿que carajo había pasado?

Fue un descuido, el mejor descuido que he tenido… esta vez no derrame nada sobre mis papeles… esta vez… solo… me enamore. Me flecharon y sin notarlo empecé amarle, a desearle… a mirar por el espacio que queda cuando la puerta esta entre abierta y cerrada. Comencé a dibujarte en mis sueños… aunque nunca estuve dormido… únicamente estuve anhelando tenerte cerca… tontamente me escondí tras una careta… una súper barrera que me tenia que hacer “inmune” (según el manual que traía consigo). Pero, no se como demonios pasaste y sin tocar me tocaste, me dejaste sin nada… y en ese entonces solo me habías permitido una mirada… ¡COÑO! ¿Una Mirada? Recapitulando… ese fue mi primer trancazo. Te llevaste buena parte de mi alma… si es que la tenía… y tuve la plena seguridad que regresarías por más… mucho más.

Pero me gustaba, me cegaba, era tan masoquista, que después sentía que yo era tu juguete… regresaste por lo que querías, y yo, quería mucho mas.

Mi amor en algún momento se transformo en odio, y ese odio volvió a ser amor, ¿porque? Pues me molestaba pensar que mi vida valga menos que tu ausencia. Solía pensar toda clase de cosas entre tú y yo, hasta que un día como cualquier otro recibí el golpe más duro que me han dado, y me lo diste tú. La única persona que pensaba que no me lastimaría, pero lo hiciste.

O al menos eso creí……. Tan confuso… tan distante… alarmante, desquiciante… y quizás todas las fucking palabras que terminen en “ante”… ¡AMANTE! Eso es lo que soy… en lo que me convertí… esa es la terminación que odio… que no quiero sentir. ¿Amor - Amar - Amante? Amante de tus besos… de esos gestos… de las caricias… y una vez mas… ¡Sí!… amante de tus sonrisas… no extenderé los detalles, puesto que puedo pasar horas describiendo que es lo que amo de ti… ¡JA! ¿Inmunidad? ¿Dónde? Una palabra que defina lo que creí ser…. Mmm... Iluso ¿Te parece bien? Porque no veo de otra. Me resguarde en una coraza y tu… tu tan hechizante (aunque se lea tonto) me cautivaste… la frialdad se quedo en Alaska… yo me mude a tu piel, que si describo lo caliente podría decir que vivía en alguna playa…

De esa inmunidad solo quedaron cenizas, descubrí que para mi también había un rayito de esperanza de cambiar lo que era, lo que fui, y terminaste siendo mi luz mi guía. Mi todo.
Por: Edu y Fer.

sábado, 8 de noviembre de 2008

olvidar, odiar o que?





Las personas necesitamos tener algo que nos haga sentir, necesitamos de una ilusión, y que de esa ilusión nazca la esperanza. Muchas veces tratamos de deshacernos de las mejores cosas, cosas las cuales nos traen recuerdos que ya sean malos o buenos perteneces a nuestra vida y de allí viene lo que hemos aprendido hasta ahora por experiencias propias.

Si, hay momentos en los que no queremos recordar más a nadie, sobre todo, cuando esa persona nos ha hecho daño y no sabemos como reponernos y lo mejor que encontramos, es mentirnos a nosotros mismos que queremos olvidar. ¿Olvidar que? Olvidar el momento en el que se conocieron, olvidar las palabras que le decías al oído. No. No es tan simple. Lo sabes, eso es lo triste del caso que sabes que no es simple, sabes que querer olvidarte de el, de ella, de mi, de ti, es tan difícil y que prácticamente es como un suicidio.

La ilusión murió. Y no quieres acostumbrarte, empiezas a odiar, a odiar cada palabra que te decía, a odiar su mirada, sus ojos, odias que te conozca, odias que te tiemblen las piernas al verla, odias todo lo te ha dado, los momentos buenos y los malos, los que simplemente era privados, odias ese suspiro después de uno de esos besos de despedida. Pero te das cuenta que la amas aun, la amas todavía y que todo ese odio ya no vale de nada, todo, todo lo que habías soñado con el, con ella, conmigo, lo que soñé contigo. Revive un poco la ilusión y tu mismo te encargas de meterla en terapia intensiva.

En fin. Si la ilusión prevalece siempre estará la esperanza, la esperanza de que puedes seguir, que no morirás sin no esta a tu lado, que a lo mejor lo que necesitas es estar un tiempo a solas contigo mismo y descubrir que a eso que le temías tanto, es una buena compañera, que te ayuda, que algunas veces te entiende y otras no. La soledad.
Pero, siempre hay un pero, siempre resulta que cuando queremos olvidarnos de algún instante, nos arrepentimos, descubres que ese mal momento en realidad era uno de los mas bellos, y entiendes que no se trata de olvidarte de el, de ella de mi o de ti. Se trata de perdonar, solo de perdonar